sábado, 26 de febrero de 2011

Colillas, caleidoscopios y el mañanaqueserá

A veces uno tiene la sensación de que la vida lo coge, le da vueltas sin parar, pero no termina de llevarlo a ninguna parte; justo como esa colilla que rodaba sobre sí misma al final de las escaleras mecánicas del metro de Callao.

Pero quizás tenga que ser así, que la vida no es más que eso, rodar; rodar de aquí a allá y el final... ¿que más da? El final solo significa parar, así que no debe ser tan importante.

Cada vuelta, cada giro, cada tumbo, cada ascenso, cada descenso... no son más que azares, circunstancias , pura casualidad que nos cambia, nos renueva para  bien o para mal, eso es lo de menos. El caso es que nunca se es igual en una vuelta que en la anterior. Como quien de niño mirara por un caleidoscopio y fascinado por lo que contemplaba tratara de buscar la misma figura. Imposible. Nada vuelve a ser como era, el más mínimo movimiento produce el cambio. El cambio, la vida, el paso del tiempo...llámalo como quieras. ¿Y no es maravilloso? Saber que hoy, no será ayer, y que mañana, mañana será diferente. Y dar mil vueltas, como la colilla en las escaleras mecánicas, y ver una imagen diferente cada vez que miras por el caleidoscopio y salir a la calle y saber que hoy, no se volverá a repetir.





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